The French Prime Minister, François Bayrou This Tuesday he showed himself willing to review the pension reform which increased the retirement age from 62 to 64. With this offer it seeks to prevent the socialists from joining the motion of censure that was immediately raised by the leader of the extreme left, Jean Luc Melenchonin response to the general policy speech that Bayrou read for 80 minutes before the National Assembly.
A survival exercise. As a tightrope walker. Without a majority in the chamber, at the head of a government threatened by extreme right and extreme left groups who managed to overthrow his predecessor, Michel Barnierwith a triumphant motion of censure, Bayrou’s almost impossible mission was to break the unity of the left-wing coalition where the socialists are uncomfortable with the growing radicalism of the leader of La France Insumisa, Mélenchon.
In the regime of the Fifth Republic, the election of the prime minister is the responsibility of the president of the Republic who appoints whoever he wants. The elected person may request the confidence of the Assembly, or not. When the prime minister does not have a majority in the chamber, as is the case, he does not do it. And he governs as long as the opposition does not manage to overthrow him by voting a motion of censure. In this second presidential term of Emmanuel MacronElisabeth Borne and Gabriel Attal managed to govern. But, after the early dissolution of July 2014, Barnier, a veteran of Gaullism, did not last even 100 days at the head of Macron’s dwindling supporters supported by the classical right.
In Bayrou’s speech this Tuesday, there were proposals that will undoubtedly please the extreme right. Two examples: the creation of a “democracy bank” so that the financing of political parties and campaigns does not depend on private banks.” Another yes with the introduction of the proportional system in legislative elections.
Centrists and the extreme right have been demanding a change of the majority electoral system which left them with a handful of seats against the large coalitions of the right and left. Both groups have had problems with Justice for fraudulently financing themselves on behalf of the European Parliament. Marine Le Penpresent in his seat although silent, mourning the death last week of his father, Jean-Mariedid not speak this Tuesday. Its representative in the Assembly did not appreciate these winks and, in a violent response, lashed out at the government.
For many observers of French political life, it has become clear that the far right is comfortable in its role as a fierce opposition. But until he definitively returns to the ring, Marine will not decide if they are in favor of censoring the government.
En el otro extremo del hemiciclo las cosas están meridianamente claras. Según su portavoz Mathilde Panot, desean que Bayrou caiga cuanto antes, lo que, en su visión, no dejaría al presidente de la República otra opción que la dimisión. Mélenchon sueña desde hace años con acabar con la V República. Cree que ahora es el momento propicio y no piensa dar tregua ni a Bayrou ni a Macron.
Por eso ha visto con muy malos ojos el diálogo con el gobierno de las otras fuerzas de la izquierda -socialistas, comunistas y ecologistas- que forman con ellos la coalición Nuevo Frente Popular. “Las concesiones acordadas a los socialistas son tan grotescas, que vamos a dejarles a ellos el placer de explicar en qué consisten”, declaró, este martes, con desprecio Mélénchon.
Los socialistas habían exigido previamente la “abrogación” o, cuando menos, la “suspensión” de la reforma de las pensiones. Bayrou no pronunció ni una ni otra palabra. Sabía que la derecha (y puede que muchos macronistas) consideran un anatema lo uno y lo otro.
Bayrou es un veterano de la política y este martes, en la cuerda floja del equilibrista, dio un salto que debe darle un respiro de cuatro meses: propuso que los agentes sociales se reúnan durante tres meses y si logran llegar a una solución que no degrade el equilibrio financiero, se compromete a llevarla al Parlamento. Los tres meses empezarán a contar desde que el Tribunal de Cuentas entregue un informe flash sobre el estado de las cuentas de la seguridad social. El organismo tendrá cuatro semanas.
Patada a seguir se llama esa jugada en rugby. Los socialistas tienen difícil oponerse al “método inédito y un poco radical” , en palabras del propio primer ministro. La izquierda, que clamó con la ausencia de diálogo social durante las largas semanas de protestas callejeras durante el proceso legislativo de la reforma de las pensiones, tiene difícil oponerse al método Bayrou.
De hecho, algunos socialistas opuestos a la radicalidad de Mélenchon están deseando jugar al juego y emanciparse así de los insumisos. No así el primer secretario de los socialistas, Olivier Faure, que dió el martes por la noche 48 horas al primer ministro “una respuesta clara” sobre la jubilación.
Esas 48 horas son el plazo legal para que se debata y vote en la Asamblea Nacional la moción de censura presentada este martes mismo por la líder de los insumisos en la Cámara baja junto con medio centenar de diputados de su grupo así como con comunistas y ecologistas.
Veremos si de aquí a entonces, el grupo socialista se mantiene unido o no y si Bayrou tiene algún otro conejo en la chistera.
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